miércoles, 14 de octubre de 2009

EL NATURALISMO EN FRANCIA

En la llamada generación del 80, la novela asume en la literatura argentina, por primera vez, un carácter que le confiere ya las características de un género casi autónomo, es decir, provisto de las condiciones históricas necesarias para lanzarse hacia el futuro desde una especie de inicial madurez. No quiere decir esto que las obras en sí mismas, y desde el punto de vista de su excelencia estética, sean maduras. Pero sí que son "cultivadas no de modo accidental por autores especializados en otros géneros -como había ocurrido hasta entonces- sino por novelistas, esto es, por escritores que, en todo caso, se especializan precisamente en el género novelesco.
Dentro de esta estructuración general del género que se opera en el último cuarto de siglo, el naturalismo, tendencia entonces triunfante en Francia bajo el liderazgo de Emilio Zola, desempeña un importante papel. Es bajo el signo del naturalismo - si se exceptúan las primeras expresiones de literatura fantástica, y no de modo absoluto, como se ha visto-, por cierto en conexión con el realismo tradicional, que se opera esta aparición del género novelesco argentino dotado ya de caracteres orgánicos de conjunto. En la década que va del 80 al 90, se produce una serie de obras que configuran el repertorio de esta novelística argentina, y su representante máximo es, sin duda, Eugenio Cambaceres, que puede ser considerado en cierto modo como el iniciador de este proceso con su primera obra, Pot-pourri, publicada en 1881
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